Cómo crear personajes originales (OC) más interesantes

Ninguno de nosotros ha podido resistir la tentación de crear nuestros propios personajes. Cuando por fin nos ponemos a ello, no es tan fácil como parecía. Con este tutorial aprenderás a abordar el proceso de creación de un OC.
Creo que a todos nos llega un momento en el que queremos crear ilustraciones o mangas que sean de nuestra propia cosecha. Si creas fanart o fanfiction, seguramente te hayas planteado más de una vez qué tipo de obra o de personaje deberías dibujar o narrar. Es normal, a todos nos ha pasado, así que vamos a revisar los pasos que hay seguir para crear nuestros propios personajes (OC).
Primero, pensemos en su interior, en su esencia.
Lo más importante de un personaje es su personalidad.
Hay quien piensa: “¿Para qué voy a darle personalidad a mis personajes si no voy a contar ninguna historia en ningún cómic? Yo solo hago ilustraciones”. Porque solo la apariencia exterior de un personaje no da para imaginarnos su pose ni sus expresiones. Para eso necesitamos su personalidad. Sin ella, acabaremos dibujando siempre al mismo personaje. Si dar un “alma” al personaje lo convierte en una persona de verdad, entonces podemos decir que ese “alma” es su personalidad.
Rasgos de la personalidad a partir de un rasgo principal
No es nada fácil decidir los rasgos de la personalidad, así que primero tomaremos un rasgo principal y poco a poco iremos ramificándolo.
Primer planteamiento
- ¿Qué papel tendría este personaje en una historia? ¿Sería el protagonista, el antagonista o un secundario?
- ¿Cuál es su contexto? ¿Son personajes que viven y sienten en un cómic, son personajes cuyos rasgos son consecuencia de un mundo particular o están diseñados obedeciendo a una temática?
- Sexo, género y edad
- Personalidad
La personalidad es el punto más importante. Pero no te precipites con las ideas para la personalidad. Intenta establecer dos o tres rasgos principales.
¿Cómo describirías a tu personaje en una sola palabra? Piensa en adjetivos básicos como egoísta, sensible, apasionado, tsundere, etc. Cuando lo tengas, puedes comenzar a ramificar desde ahí.
Por ejemplo, de “egoísta” puede salir “tiquismiquis” u “odiado por los demás”. De esta forma damos consistencia al personaje. Sin consistencia (un personaje “irritable” pero “bueno”), es muy difícil imaginarse cómo reaccionará ante las distintas situaciones. Como consecuencia, el personaje será confuso y no dejará apenas huella en la audiencia.
“Contradicciones” que forman la personalidad
El rasgo principal y sus rasgos relacionados son solo el principio. Ahora podemos empezar a añadirle interés y, para eso, necesitamos adjudicarle una “contradicción” o un “episodio”.
Una contradicción es un elemento que rompe la consistencia, pero constituye un componente importante en la profundidad del personaje. Un personaje mostrando una faceta de sí mismo que contradice sus rasgos principales es más humano. Por ejemplo, una persona egoísta que, en determinadas circunstancias, llega a ser muy paciente, o un personaje tsundere de lágrima fácil. Sin embargo, si la contradicción es demasiado extensa, puede debilitar los cimientos de la personalidad, así que es mejor crear contradicciones que aborden situaciones específicas, como esos dos ejemplos.
Un episodio puede ser una experiencia en el pasado que proporcione información sobre el presente. Por ejemplo, la estructura familiar del personaje, el tipo de vida que llevaba, puntos de inflexión en su recorrido, etc. Para construir un personaje cuyas acciones sean creíbles, hay que darle una historia que la audiencia no tiene por qué ver.
Supongamos que tenemos un personaje de dieciséis años. ¿Cómo han sido sus dieciséis años de vida? Este conocimiento te ayuda a convertir un personaje plano en uno más real.
¡Manos a la obra! Vamos a crear un chico y una chica con la temática “personajes de fantasía”.
El chico va a ser un mago aplicado y la chica una luchadora de artes marciales con ascendencia noble.
Estos rasgos serán nuestra guía a la hora de dibujarlos, pues en el dibujo intentaremos que comuniquen sus personalidades.
No tienes que tener las ideas perfectamente claras desde el principio ni tienes que decidir ahora todas las facetas de su carácter. Puedes ir añadiendo elementos a medida que construyes sobre la base. Mientras vas dibujando te van a asaltar muchas ideas que podrás incorporar.
Apariencia general
Como ya tenemos su interior, vamos a su aspecto exterior.
Lo que pretendemos es crear una apariencia exterior que no contradiga la personalidad. Por ejemplo, no va a funcionar una chica que lucha con los puños pero que es una lolita dulce y simpática. En teoría podría funcionar como “contradicción”, pero en el aspecto exterior no sirven estas inconsistencias.
Vayamos ramificando ideas principales, igual que hemos hecho con la personalidad.
Cosas que tenemos que decidir a la hora de crear el aspecto exterior del personaje:
- Forma del cuerpo (altura, peso, tamaño del pecho, músculos, rasgos físicos que destaquen)
- Rasgos faciales (forma de los ojos, forma de la cara)
- Pelo
- Ropa
- Expresión facial, pose, movimiento
Toma nota de la lista que acabas de hacer mientras dibujas.
El chico es un mago, así que lleva túnica; también es bajo y lleva gafas, dando impresión de timidez o docilidad. La chica lleva un uniforme de artes marciales y parece japonesa.
En este momento, los personajes de tu boceto pueden parecerse a cualquier otro personaje genérico, pero no pasa nada. Ahora mismo necesitamos solo una buena base.
Crea una personalidad bien definida con la apariencia física
Una vez que tienes la idea principal, empieza a pulir la ropa y la apariencia. Aquí es donde nuestro personaje pasa de ser un cliché general a un OC.
El componente clave es crear algo que sea visualmente fácil de recordar para la audiencia, como un color predominante o un tema central. Por ejemplo, si el tema es la mariposa, podemos añadir mariposas a la ropa y a los accesorios. Aunque el personaje lleve un uniforme escolar estándar, podríamos añadirle elementos que reflejen su personalidad, como un peinado o algo que lleve en la mano.
Hay una técnica para identificar estos elementos claves, y es dibujar al personaje en estilo chibi para que destaquen dichos elementos. En estas imágenes se ve mejor:
Dibuja movimientos y posturas que vayan en consonancia con los rasgos de la personalidad. Por ejemplo, una niña activa llevará prendas que le permitan moverse con libertad (p. ej., pantalones) y adoptará posturas más masculinas.
Individualismo y exageración
Hablemos de la exageración en términos de personalidad y apariencia externa.
Si en una obra de ficción solo hay personajes estereotipados que puedes ver en todas partes, ¿cómo va a atraer las miradas? Para que un personaje destaque, su apariencia debe despertar interés. Pongamos como ejemplo un personaje tsundere que es muy tsun (antipático): a lo mejor podemos expresarlo dibujándole en el pelo una cola de caballo larga y con volumen.
Este enfoque te ayudará a crear un personaje con personalidad.
Después de crear el personaje, hay que darle movimiento.
Lo siguiente es dibujar el personaje que hemos creado con varias expresiones y poses que las complementen.
Vamos a intentar salirnos del binomio “feliz (riendo)” y “triste (llorando)” a la hora de expresar las emociones de nuestros personajes. Cada personaje tiene su propia manera de reír y de llorar. Si, por ejemplo, hay un personaje muy callado o tímido al lado, nuestro personaje no tiene que reaccionar con la típica expresión de vergüenza ruborizada, sino que a lo mejor esconde su vergüenza con enfado.
Si te es difícil expresar un rasgo, haz sus personalidades más interesantes
Por ejemplo, es bastante difícil añadir rasgos externos a personajes que llevan uniforme, pero ¿qué collar o camiseta lleva debajo del uniforme? En estos casos, centrémonos más en la personalidad.
Ilustraciones de Tokio (ときお)
Texto de Suga (スガ) BeCom